En la clase se organizó un concurso de poesía. Los propios alumnos, después de que cada niño leyese ante los demás su poema , seleccionaron los tres primeros. El maestro quiso premiar a los tres afortunados con un premio dulce. Depositó sobre su mesa 11 caramelos y les dijo: «El ganador, Rubén, debe coger un tercio. El segundo, Samuel, cogerá un sexto. Y tú, Carla, como
tercera clasificada, cogerás un noveno de los 11 caramelos».
Los tres se acercaron rápidos a la mesa del profesor. Se miraron unos a otros y la duda apareció sobre el rostro de los muchachos (y muchacha). El maestro, entonces, puso 7 caramelos más sobre la mesa y sugirió: «Haced ahora el reparto tal como dije antes». Los alumnos se fueron felices y el maestro recogió los 7 caramelos que acababa de depositar.
¿Cuántos caramelos se llevó cada uno? ¿Por qué utilizó el maestro una argucia semejante?