Después de mucho pensar y recordar las animadas escenas de El mercader de Venecia, nos hemos centrado en el cofre de Porcia. Si he de ser sincero, me han costado sudor y lágrimas el llegar a la resolución del enigma. He echado mano de mis capacidades lógicas y, tras un profundo esfuerzo discursivo, he llegado a la conclusión que considero adecuada. Esta es:
Analizando los enunciados de los cofres de oro y de plomo, vemos que son opuestos. Eso significa que uno de ellos es cierto. Como sólo uno de los tres enunciados es verdadero, el de plata es falso y por tanto es éste el que contiene el retrato.