Ciencia y Tecnología

Detección y protección radiológica

Siempre ha sido así, la radiactividad va ligada a males que afectan a nuestra salud. Con el fin de evitar los daños que trae consigo hay que protegerse. A continuación hablamos del tema.

Detección y protección radiológica

El riesgo que presentan las emisiones radiactivas y, a la vez, la importancia de muchos procesos en los cuales se producen han hecho que la detección y protección de este tipo de fenómenos se hayan estudiado muy a fondo, llegándose a resultados que se podrían considerar altamente satisfactorios.

Así, en cuanto a la detección de emisiones radiactivas, hay ya sistemas que poseen una altísima sensibilidad. En general, todos estos sistemas están basados en el mismo fenómeno que hace a estas radiaciones nocivas: es decir, su carácter ionizante.

Cómo detectar la radiación

Uno de los métodos más clásicos, pero todavía en pleno vigor para detectar la radiación, es el contador Getger. Consta sencillamente de un tubo conteniendo un gas en el que, al paso de las partículas radiactivas, se forman pequeñas cargas eléctricas fácilmente detectables mediante instrumentos eléctricos.

Este aparato tiene una sensibilidad tal, que puede detectar cantidades muy pequeñas de radiación, pero presenta el inconveniente de no poder discernir el tipo de radiación de que se trata.

Sistemas de detección de radiaciones

Sistemas más modernos, destinados fundamentalmente a la detección de un abanico más amplio de radiaciones así como al análisis cualitativo de las mismas, son los contadores de centelleo, basados en el fenómeno de luminiscencia que las distintas radiaciones producen en ciertas sustancias como el sulfuro de cinc o los cristales yoduro de sodio. Además, existen detectores basados en las propiedades que presentan los semiconductores.

El sentido de los dosímetros

Las personas que trabajan en zonas controladas en las que existe la posibilidad de un nivel de radiactividad mayor de lo normal suelen llevar siempre encima unos sencillos aparatos que se
llaman dosímetros.

En ellos queda registrada, de una forma continua, la dosis radiactiva a la que ha estado sometido el individuo durante un período determinado. Los dosímetros más sencillos consisten en simples películas fotográficas cuyo grado de velado indica a los técnicos la dosis de radiación a que ha sido sometido el individuo portador de dicha película.

Protección ante las radiaciones

En cuanto a la protección radiológica, las posibilidades son muy diferentes, en función del tipo de radiación de que se trate.

La radiación alfa, al estar formada por partículas que llevan dos protones cargados eléctricamente, es la más ionizante de todas, y por tanto la de mayor nocividad específica. Sin embargo, su naturaleza es tal, que tienen un poder de penetración muy limitado, por lo que un simple papel de periódico, la ropa de uso normal e incluso la misma piel, pueden detener su paso.

La radiación beta tiene menos poder ionizante que la alfa, pero su penetración puede ser mucho mayor, y para protegerse de ella es necesario recurrir ya a planchas de hasta 5 mm de hormigón o blindajes de plomo de 1,5 mm de espesor.

Por último, las radiaciones gamma no poseen poder ionizante directo, ya que se trata de radiaciones electromagnéticas de la misma naturaleza de la luz, si bien pueden inducir la ionización de muchas sustancias. Por ese mismo motivo estas radiaciones pueden atravesar gruesas capas de materiales sólidos hasta ser atenuadas, y para protegerse de ellas es necesario situarse tras capas de hormigón de hasta 10 cm de espesor o planchas de plomo de un grosor considerable para que impidan el paso de este tipo de radiaciones.

Conclusión

En general, las técnicas de protección para reducir al mínimo las dosis recibidas por el personal en los trabajos con riesgo de exposición, se basan en la combinación simultánea de la colocación de barreras de protección (blindajes), obtención de la máxima distancia del foco radiactivo, y minimización de los tiempos de permanencia bajo exposición, en el caso de irradiación externa, y el aislamiento por medio de trajes especiales y máscaras respiratorias en el caso de que exista una posible contaminación interna.

Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – La energía del átomo. Publicado en el año 1981
Autores: Manuel Acero e Ildefonso Irún

Fabriciano González

Amante de la informática y de Internet entre otras muchas pasiones. Leo, descifro, interpreto, combino y escribo. Lo hago para seguir viviendo y disfrutando. Trato de dominar el tiempo para que no me esclavice.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.