
Para canalizar todos los impulsos nerviosos que transmiten la información procedente del exterior, y las órdenes de respuesta enviadas a los distintos órganos, el sistema nervioso dispone de un conjunto de elementos situados en el cráneo que, junto con la médula espinal, forman el sistema nervioso central, y de una extensa red de nervios que, extendida por todo el organismo, forma el sistema nervioso periférico.
Dentro de este segundo sistema existe una serie de nervios (nervios craneales) que conectan directamente con el cerebro. Pero la mayoría son nervios espinales, cuya información se transmite hasta el cerebro por medio de la médula espinal, conducto canalizador de los impulsos nerviosos desde todos los nervios hasta el cerebro, y de los impulsos de respuesta elaborados en el cerebro y enviados hacia los nervios del mencionado sistema periférico.
Incidencia de la médula espinal
La médula espinal se encuentra situada en el hueco interno de las secciones que forman la columna vertebral (vértebras y espacios intervertebrales). Tiene una longitud aproximada de 40 a 45 centímetros y se extiende desde la base del cráneo hasta la segunda vértebra lumbar.
En cada nivel vertebral existen una especie de agujeros a través de los cuales salen los nervios espinales, por lo que la médula se puede considerar simplemente como un paquete de fibras nerviosas a partir del cual se forman los distintos nervios. Este conjunto está protegido del contacto óseo por una especie de membrana, extensión de las que en el cerebro reciben el nombre de meninges.
Fibras en los nervios de la médula espinal
Los nervios espinales que parten de la médula están formados a su vez por los tipos distintos de fibras: las aferentes que llevan hasta la médula, y posteriormente hasta el cerebro, los impulsos nerviosos procedentes de las órganos receptores externos o internos, y las fibras eferentes, que desde la médula espinal transmiten a los músculos y a las glándulas los impulsos nerviosos de respuesta elaborados por el cerebro.
Los impulsos aferentes pueden ser de tipo somático, proviniendo entonces de órganos sensoriales de la temperatura o del tacto situados en la piel, o propioceptivos, derivados de órganos sensoriales situados en los músculos, los tendones y las articulaciones, y que sirven para que el cerebro pueda conocer en cada momento la posición del cuerpo.
El sistema nervioso vegetativo
Paralelamente a la médula espinal se encuentran la serie de fibras que componen el llamado sistema nervioso vegetativo, destinado a inervar los órganos internos y las vísceras, y de vital importancia para ciertas funciones cerebrales.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – El cerebro. Publicado en el año 1981
Autor: Juan Masana Ronquillo.