
Todas las operaciones celulares son llevadas a cabo por moléculas, entre las cuales las llamadas proteínas juegan un papel principal. Intervienen en la síntesis de las demás moléculas y también en su propia síntesis, aceleran las reacciones químicas de la célula para que tengan lugar a velocidad
suficiente, transportan sustancias de una parte a otra de la célula o de una célula a otra del organismo, deciden qué sustancias deben atravesar la superficie de la célula, duplican y reparan el sistema de memoria, etc. Prácticamente ninguna función vital es posible sin el concurso de estas maravillosas moléculas.
Lo que hacen las proteínas
El secreto de las proteínas reside en que hay muchas distintas, teniendo cada una su configuración espacial típica, adaptada a la función que debe cumplir. Sin embargo, todas están construidas según el mismo plan: cada proteína es como una cadena construida con veinte clases distintas de eslabones, llamados aminoácidos.
El orden en que se disponen los aminoácidos en la cadena no es fijo sino que varía de una proteína a otra. Como cada eslabón puede ser uno cualquiera de los veinte aminoácidos, el número de proteínas posibles es prácticamente infinito: ¡el número de eslabones de la cadena oscila entre treinta y más de mil! Dos proteínas con secuencias de aminoácidos distintas tienen distinta estructura global y pueden, por tanto, desempeñar funciones diferentes.
Lo que hacen las células
La célula contiene la información para ordenar correctamente los aminoácidos de cada una de las muchas proteínas distintas que necesita para vivir. Uno de los descubrimientos más apasionantes de la Biología actual es que esa fuente interna de información no es ningún pequeño demonio que habite en la célula sino sencillamente otra clase de molécula que ha recibido un complicado nombre cuyas siglas son ADN (ácido desoxirribonucleico).
Cada molécula de ADN es también como una cadena, pero de solo cuatro clases distintas de eslabones, llamados nucleótidos. El orden de los nucleótidos de las moléculas ADN no es fijo, sino que varía de unas a otras.
La cadena de ADN
El orden de los eslabones de la cadena ADN determina el orden de los eslabones de la cadena proteína. Existe un código que permite traducir al lenguaje de nucleótidos en lenguaje de aminoácidos. Este código ha resultado ser uno de los más sencillos posibles: cada conjunto de tres eslabones del ADN especifica un eslabón de la proteína correspondiente.
¿No seria ahora necesaria otra molécula para ordenar correctamente los nucleótidos del ADN, molécula que a su vez requeriría otra distinta y así indefinidamente? Esta serie infinita no se da, porque la fuente de información del ADN es el propio ADN.
En realidad cada molécula ADN no lleva una sola cadena de nucleótidos, sino dos. Ambas cadenas son complementarias: la secuencia de nucleótidos de una determina la de la otra y viceversa. Así, si las dos cadenas de una molécula se separan, cada una sirve de molde para sintetizar su complementaria. El resultado son dos moléculas bicatenarias idénticas entre si y a la original. De este modo, la información del ADN resulta duplicada.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – Biología hoy Publicado en el año 1981
Autor: Juan Ramón Medina Precioso