El Tema

¡Soy una persona mayor!

Tenía este artículo perdido entre las páginas de Batiburrillo. Fue publicado por primera vez hace más de diez años. Acabo de hacerle algunos retoques y lo he vuelto a traer a portada.

¡Soy una persona mayor!

¿Eres o no una persona mayor? Constantemente se critica a las personas mayores por no adaptarse al mundo moderno. Sin embargo, nosotros nos responsabilizamos por todo lo que hemos hecho y no culpamos a nadie por ello.

No obstante, después de una serena meditación, nos gustaría señalar que, a pesar de haber llevado el pelo largo, de haber vivido una revolución sexual, de habernos revelado contra ciertos valores tradicionales y de haber bailado con Los Beatles y los Rolling Stones, no fuimos nosotros los que eliminamos:

  • La melodía de la música.
  • El talento y el ingenio de las creaciones artísticas.
  • La buena voz a la hora de cantar.
  • El orgullo por nuestra apariencia exterior.
  • La cortesía al conducir.
  • El romance en las relaciones amorosas.
  • El compromiso de la pareja.
  • La responsabilidad de la paternidad.
  • La unión de la familia.
  • El aprendizaje y gusto por la cultura.
  • El sentimiento de patriotismo
  • El rechazo a la vulgaridad y a la grosería.
  • La escena de la Navidad de las escuelas y ciudades.
  • El buen comportamiento intelectual.
  • El refinamiento del lenguaje.
  • La dedicación a la literatura.
  • La prudencia a la hora de gastar
  • La ambición por lograr ser alguien en la vida.
  • Ni tampoco sacamos a Dios del gobierno, de las escuelas, de los hospitales y de nuestra vida.
  • El respeto a los demás. A las mujeres y ancianos.
  • Y por supuesto que no somos los que eliminamos la paciencia y la tolerancia de nuestras relaciones personales ni de nuestras interacciones con los demás.

¡En efecto, ya soy una persona mayor!, pero todavía puedo animar una fiesta, incluso si solo resisto hasta las 12 de la noche. Todavía puedo abrir frascos con tapas a prueba de niños aunque tenga que usar un martillo. Todavía me acuerdo de llegar a mi casa a una hora y en forma adecuada. Todavía duermo por la noche como un bebé aunque al otro día el cuerpo demore en permitir que me levante.

Pero todavía puedo reírme de las críticas, aunque a veces no pueda oír bien lo que dicen de mí. Todavía soy muy bueno contando historias o chistes, aunque las repita varias veces. Pero no creas que me he vuelto peleador, cascarrabias ni intransigente, simplemente tengo edad para decir que hay cosas que ya no me gustan:

  • Ya no me gusta la congestión de tráfico,
  • ni las muchedumbres,
  • ni la música alta,
  • ni los niños gritones,
  • ni los perros que ladran,
  • ni ciertos políticos que engañan,
  • ni tantas otras cosas que ahora no recuerdo.

Pero sí, deseo seguir disfrutando de mi vida, la vida que Dios me ha regalado. Eso sí, respetando a los demás y que los demás me respeten a mí. No obstante, ahora no recuerdo quién me envío esto. Tal vez se lo vuelva a enviar a la persona que me lo envió. Que me disculpe.

Total… ¡qué importa! Seguro que él o ella también se puso flores en la cabeza, entonó canciones protesta, hizo algunas cosas no tan santas y se destornilló bailando con Los Beatles y los Rolling Stones, como yo. Solo las personas mayores pueden entender esto de estar enviando mensajes y chistes pesados por correo electrónico o través de WhatsApp casi todos los días.

Fabriciano González

Amante de la informática y de Internet entre otras muchas pasiones. Leo, descifro, interpreto, combino y escribo. Lo hago para seguir viviendo y disfrutando. Trato de dominar el tiempo para que no me esclavice.

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