Sociedad

Las mujeres militares cada vez tienen más presencia en el alto rango

Las mujeres militares cada vez tienen más presencia en el alto rango

Este verano, Patricia Ortega ha sido noticia por convertirse en la primera general de las Fuerzas Armadas españolas. Ya ostentaba el honor de ser la primera en alcanzar el rango de coronel, y ahora rompe otra barrera histórica alcanzando el más alto escalafón militar. Nunca una mujer había llegado tan alto en el rango militar, que puedes consultar en este artículo, junto con sus correspondientes divisas.

El caso de Patricia Ortega es el más emblemático en España de una tendencia generalizada que se observa en las fuerzas armadas de muchos países occidentales: la presencia de mujeres es cada vez mayor, y cada vez ocupan rangos más altos en el escalafón militar. Hasta hace apenas unas décadas, era rara la presencia de mujeres en el ejército. Hoy es común, señal de que se ha avanzado en igualdad rompiendo barreras que fueron levantadas hace bastantes siglos.

El caso paradigmático de Estados Unidos

Por ejemplo, este verano hemos sabido que el número de mujeres militares de alto rango en el ejército más poderoso del mundo, el de Estados Unidos, se ha duplicado desde el año 2000. En estos diecinueve años, se ha pasado de 30 mujeres con rango de general o almirante a 61 en 2018, según un informe de la organización Red de Acción de Mujeres en Servicio, titulado «Mujeres en el ejército: dónde nos encontramos».

Las comparaciones arrojan resultados todavía más notables si retrocedemos más en el tiempo y ampliamos el foco a otros escalafones. Así, mientras que en 1988 sólo el 4% de las mujeres que prestaban servicio militar tenían alguna graduación, los porcentajes ahora son muy superiores: el el 20,3 % en la Fuerza Aérea; el 11,8 % en el Ejército de Tierra; el 8,7 % en la Guardia Costera; el 11,6 % en la Armada; y el 5,6 % en el Cuerpo de Infantería de Marina.

La historia de las mujeres en las Fuerzas Armadas españolas

Hace 30 años que las mujeres se incorporaron a las Fuerzas Armadas españolas. El Decreto 1/1988 dio amparo legal a una situación plenamente normalizada hoy: que las mujeres integren las fuerzas armadas. En realidad, cualquier otra cosa nos extrañaría y nos parecería un anacronismo propio de épocas muy lejanas. En realidad, esas épocas no están tan lejanas en el tiempo.

Ya en 1985 se habían introducido las primeras modificaciones normativas para preparar la incorporación de pleno derecho. Un año después del decreto, en 1989, las mujeres se incorporaron a las academias generales y a todas las armas, cuerpos y escalas. Desde 1990 pueden ser soldados voluntarios.

Las pioneras españolas

Hay muchas mujeres que podrían integrar este apartado, pero de entre todas las pioneras podemos destacar a pioneras Rosa María García-Malea, una comandante que fue la primera mujer en pilotar un caza de combate, o Esther Yáñez, que es capitana de fragata y fue la primera al mando de un buque militar.

No fue militar, pero otro paso importante, por lo que tiene de simbólico, lo dio José Luis Rodríguez Zapatero cuando nombró a Carme Chacón, ya fallecida, ministra de Defensa de su Gobierno. La imagen de Chacón embarazada, ante la que se cuadraban los militares de más alta graduación, dio la vuelta al mundo. Después han continuado la senda María Dolores de Cospedal (en el gobierno de Mariano Rajoy, del PP) y Margarita Robles (con Pedro Sánchez, del PSOE).

Patricia Ortega, la primera general

Patricia Ortega, la primera teniente coronel, la primera coronel, y la primera general, y con quien abríamos este texto, fue también una de las primeras mujeres en incorporarse al ejército. Se puede decir de ella que ha ido abriendo camino. Madrileña nacida en 1963, es nieta, hija y hermana de militares. Se alistó en el Ejército de Tierra en 1988, tras pasar por la Academia General Militar de Zaragoza. Para entonces ya tenía su título de Ingeniera Agrónoma.

En este tiempo se han producido avances sustanciales, pero sigue habiendo reminiscencias y lacras que deben eliminarse, como casos de acoso y machismo. El acoso existe, como en otros ámbitos de la sociedad, pero en el Ejército hay unos mecanismos internos de denuncia y disciplina que pueden dificultar el acabar con estas situaciones.

Ortega ha respondido en alguna entrevista sobre si ha sufrido u observado estas situaciones en el seno del ejército. «Yo no lo he vivido en mi día a día. Personalmente nunca me he encontrado en una situación de este tipo», respondió en una entrevista en El Mundo. No obstante, Ortega sí admitió que percibe que ella y sus 25 compañeras de promoción siempre tuvieron que demostrar lo que valen con más intensidad que un hombre. «Cuando falla un hombre, se equivoca él solo, con nombre y apellidos, pero si lo hace una mujer fallamos todas».

Con todo, a Ortega le queda un último escalón: podría llegar a Jefa del Estado Mayor de Defensa (JEMAD), el oficial militar de mayor rango, aunque ella respondió así cuando se le cuestionó sobre la posibilidad de que una mujer ocupe un día esa posición: «Es una pregunta machista; si somos iguales no ha lugar esa cuestión. El sexo del jefe es independiente de sus condiciones de liderazgo».

Fabriciano González

Amante de la informática y de Internet entre otras muchas pasiones. Leo, descifro, interpreto, combino y escribo. Lo hago para seguir viviendo y disfrutando. Trato de dominar el tiempo para que no me esclavice.

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