
Probablemente, algunas personas desconocen qué es la Antropología. Hasta es posible que ni siquiera hayan oido hablar de ella. A otras el término les suena, pero no saben exactamente su significado. Consideran que es algo relacionado con el hombre.
Quizá, para un nutrido grupo es la profesión de unos tipos raros llamados antropólogos, de los que si se pudiera plasmar su visión en singular, saldría algo así como un inglés de la época victoriana, con calzón corto, monóculo y salacot, muy ocupado en una serie de tareas diversas en una tribu de negros del corazón de Africa.
Sería la recogida de cacharros rotos y acopio de huesos, la medición de cráneos y estudio de los grupos sanguíneos predominantes en una raza, y, además, alguien que formula todo tipo de preguntas sobre las costumbres más extrañas y anota en su cuaderno las respuestas recibidas, la mayoría insólitas.
El pasado de la Antropología
Esta pintoresca visión, no muy descaminada de la realidad del pasado de la Antropología, sería mínimamente satisfactoria, ya que indicaría que esta ciencia goza de cierto interés general, aunque la información existente proceda básicamente del cine y de la literatura.
Los ingleses, o en todo caso los anglosajones, fueron los pioneros en este campo en la época de esplendor del Imperio Británico, y la imagen estereotipada que existe del antropólogo se deriva precisamente de la apariencia externa de los antropólogos británicos, mezcla de explorador de película y lord de guardarropía.
Sobre la Antropología
En la fuente de información a la que hemos recurrido para escribir esta publicación hay otras páginas que tratan de dar a conocer, de precisar o de aclarar, según los casos eso que se llama Antropología. Para ello, se intenta contestar a una serie de preguntas clave, cuyas respuestas deben dar una imagen adecuada, sencilla pero completa, de la realidad actual de esta disciplina.
En la lista se incluyen las preguntas siguientes:
- ¿Qué es lo que le preocupa al hombre sobre sí mismo?
- ¿Cómo ve y ha visto el hombre a «los otros», esos hombres y esos pueblos de costumbres tan diferentes a las propias?
- ¿Cómo no sorprenderse al constatar que lo estimado como valor normativo en una sociedad no lo sea en otras?
- ¿Es lógico seguir considerando como sociedades primitivas a aquellas que han seguido derroteros distintos que las sociedades occidentales?
- ¿Puede uno quedar satisfecho cuando se le presentan ciertas culturas como simples residuos pintorescos y folklóricos del pasado?
- ¿No se deberá buscar explicación al hecho de que haya sociedades en las que no es frecuente la relación monógama?
- ¿Debemos continuar en la idea de que tenemos la obligación moral de redimir a los pueblos que llamamos primitivos de su ignorancia, atraso e infidelidad, para hacer de ellos grupos humanos que luchan por el progreso y la democracia?
- ¿Debemos seguir pensando como Edward Burnett Tylor, que definía la Antropología como ciencia de reformadores?
Conclusión
Lo que aparece a continuación aparece en el libro Primitive Culture (1871), escrito por Tylor:
«La etnografía puede prestar una doble ayuda a los defensores de lo que hay de sano en la cultura moderna y a los reformadores de lo que de imperfecto hay en ella. Inculcando en la mente de los hombres la doctrina del desarrollo, les llevará con todo honor hasta sus antecesores para que continúen la labor progresiva de las edades pasadas, para que la continúen tanto más vigorosamente cuanto que ha aumentado la luz en el mundo, y donde las hordas bárbaras anduvieron a tientas, los hombres cultos pueden avanzar muchas veces con una visión clara. Así, pues, la ciencia de la cultura, activa a la vez en el fomento del progreso y en la supresión de los obstáculos, es esencialmente una ciencia de reformadores«.
Y si no es esto la Antropología, ¿qué es? ¿cómo se hace? ¿qué estudia? ¿para qué sirve? ¿cómo se ha formado? Seguiremos hablando de ello.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – Sociedades, pueblos y culturas. Publicado en el año 1980
Autor: Pío J. Navarro Alcalá Zamora