¿Por qué se venden gafas de sol en los mercadillos?
Las gafas de sol deben respetar una serie de normas. Nadie debe vender un producto que puede dañar los ojos de la persona que lo compra. Pero no hay controles suficientes para evitar esas ventas.
Hay dos cosas que no entiendo. ¿Por qué hay incautos que, para proteger su vista de las radiaciones solares, se compran unas gafas que no respetan ni las más mínimas normas que acompañan a este tipo de productos? ¿Por qué las autoridades permiten que estas bombas para nuestros ojos se vendan en mercadillos y similares? Todos sabemos que con la vista no se juega, que tenemos solo dos ojos para toda la vida, y que no podemos consentir que falsos cristales los tuesten cual si de torreznos se tratase. Esto es lo que hacen los falsos cristales que se colocan en estas gafas de pacotilla. Y a pesar de todas las advertencias por parte de personas que saben del tema, se siguen vendiendo estos tipos de gafas.
Venta sin control
Se sabe, según un estudio efectuado en el año 2009, que el 93% de las gafas de sol vendidas en mercadillos y puestos ambulantes pueden provocar males irreversibles, daños irreparables. No cumplen la normativa europea EN-1836 sobre la protección de los ojos y los filtros de radiación. A pesar de ello, como ocurre con otros productos, nadie vigila y controla estas ventas.
Todo sigue igual
La doctora Celia Sánchez Ramos, directora del estudio realizado por el equipo de Superconmutación y Neuro Robótica, ha dicho: «Es el momento de tomar medidas que corrijan esta inconcebible situación, ya que más de 20 millones de sucedáneos de gafas de sol se venden en España, todos los años, en establecimientos no sanitarios». Sus declaraciones, como hemos indicado en el párrafo anterior, son del año 2009 y… todo sigue igual.
Irresponsabilidad
Un 25% de esas gafas está claro que no protegen los ojos, pero, lo más grave, el 93% son dañinas para la visión. Algunas provocan visión defectuosa, otras generan desviaciones oculares indebidas que terminan en graves patologías. Y muchas personas no lo saben, las compran porque resultan baratas y no piensan en los males que las acompañan, muchos de ellos irreparables.